Dictadura republicana para Venezuela: El ejemplo de Singapur

Como vimos en el post anterior, "dictadura" es el mecanismo que han utilizado países tan diversos como Singapur, Inglaterra, Japón, Francia o México (la lista podría agregar otros países como Corea, España, Chile o Taiwan), para protegerse de amenazas políticas graves, tales como la anarquía social, una invasión militar o una guerra civil. Pese a la propaganda del credo "progre", esas sociedades inicialmente atrasadas y anárquicas lograron ponerse en pie, gracias a la intervención de liderazgos decididamente republicanos, cuyo éxito permitió generar un nivel de prosperidad y civilidad capaz de asegurar la viabilidad de sistemas políticos democráticos.
Es obvio que enfrentadas ante los monstruos de la anarquía o la dictadura, los pueblos apuestan por el mal menor, la dictadura. Puestos en ese predicamento, la pregunta es ¿cómo conjurar el riesgo de que el líder ungido se "alce con el coroto" y termine imponiendo su voluntad? Nótese que la llegada al poder de Hugo Chavez Frías tuvo un ambiente propiciado por la percepción de anarquía y corrupción que entonces el país creía vivir (no sabían lo que nos esperaba), lo que hizo que muchos pensaran en el militar derrotado en 1992, como alternativa para presidente en 1998. Esa exquisita educación cívica del venezolano promedio, con "Por Estas Calles" y Miss Venezuela, hizo tocar cacerolas y salir a millones a votar por un golpista contra la democracia... para rescatar la democracia.
Por eso, es imprescindible conocer cómo funciona por dentro la administración del poder, en dictadura y en democracia, para evitar cometer errores de proporciones bíblicas, como la cometida por los venezolanos en 1998. ¿Existen diferencias sustanciales entre ambas?
Radiografía política de las democracias y de las dictaduras.
La propaganda del llamado "consenso socialdemócrata" es que las democracias son deseables porque incorporan la opinión de los votantes, en tanto que las dictaduras son repugnantes por lo contrario. Estas son dos afirmaciones muy dudosas. La primera supone que la democracia organiza las decisiones sociales mejor que ningún otro sistema de gobierno. Esto es falso, y ha sido demostrado como tal hace mucho tiempo, pero los defensores del estatus quo lo siguen machacando, porque las democracias necesitan que la gente continúe creyendo en ellas. El Premio Nobel de Economía Kenneth Arrow demostró en 1950 que las preferencias múltiples de miembros de una sociedad no pueden ser resueltas bajo sistemas de votación. Esto se conoce como "Paradoja de Arrow". Ante esta situación, la solución óptima consiste en designar un dictador que resuelva esa dificultad.
El segundo mito es la creencia de que las dictaduras es repugnante porque concentra el poder a costa de arrebatárselo al "pueblo". Dicho de otro modo, que representa un poder absoluto en manos del dictador. Esto tampoco es cierto. Nunca sucedió así; ni siquiera en dictaduras como la de Corea del Norte (Kim Jong Un) o la Fidel Castro, pues en estos casos, este &qu