Esquemas para un análisis de la caída del Imperio español (2)
Luis Carlos Martín Jiménez
El Catoblepas

(II). La independencia como consecuencia de las contradicciones entre los cuatro modelos de unidad: desarrollo secuencial de la pluriarquía
1. Estado de la cuestión antes de 1808: involucración entre proyectos franceses (U0) y borbónicos (U1). La salida plurireynal (U3) fallida
El problema de la involucración de las dos primeras formas de unidad se veía en América como una amenaza mortal. Es decir, la idea de América como colonias no es un problema únicamente historiográfico sino interno a los acontecimientos, pues los cuatro modelos que hemos expuesto a lo largo de este ensayo no son “mentales” o “ideas tipo” (como supone el modelo III) sino reales y defendidos in media res.
Pero como ya hemos dicho, la diferencia entre estos procesos y los del norte de América es diametralmente opuesto, pues frente a la Boston Tea Party y su reacción de cortar la presión de Londres, en Hispanoamérica es reacción por la unidad ante el vacío de poder (que entendemos como Pluriarquía), la “carencia” de Rey “legítimo” y frente a los enemigos de la Religión.
El problema de la equiparación con Norte-América, suponía que las provincias y virreynatos pasaban a ser consideradas o tratadas de hecho como colonias, lo que con la política de reformas borbónica (compañía guipuzcoana y demás) se acentúa. El cabildo de México en nombre de la Nueva España, al examinar el Consejo extraordinario de 1768 en que se percibía la pérdida de su individualidad, les lleva a recordar “que por estar siempre al amparo de la Corona, pidieron a Carlos V, que se sirviese incorporar este reino en su Corona real de Castilla, y S.M. vieron en ello y así lo juró, acatando la fidelidad de la Nueva España”, queja formal que presentan ante Carlos III y que remitieron a las otras ciudades. De igual modo que defendían su preferencia en la provisión de cargos como garantía de igualdad de derechos con otros miembros de la Corona.
Del mismo modo se levantan voces contra los ilustrados que veían a América como un continente de razas inferiores (Hume, Voltaire, Raynal, De Pauw, &c.…); el P. Juan de Velasco, quiteño y autor de la Historia del Reino de Quito reacciona atacando a “una moderna secta de filósofos anti americanistas”, como reaccionarán otros, el doctor José Eguiara y Eguren (Biblioteca mexicana), Moxí de Francolí (Cartas mexicanas de 1806) o el peruano Hipólito Unanue (Hipólito Unanue, José, Observaciones sobre el clima de Lima y su influencia en los seres organizados, en especial al hombre, Impr. Real de los Huérfanos, 1806). En este sentido el problema de la involucración entre borbones y bonapartistas (U0 y U1) ayuda al progresivo deslizamiento de la política de las provincias o reinos americanos hacia su consideración como colonias, al modo francés, inglés o portugués. Deslizamiento que aparece claramente en las reformas económicas borbónicas de la segunda mitad del siglo XVIII, todo lo necesarias que se quiera, pero que arrastran una idea inadecuada de América contra la que se lucha hasta el fin, siempre en virtud de la igualdad de derechos.